miércoles, 25 de enero de 2012

K42 - 2006

Estoy en condiciones de afirmar que no todos los sueños se roncan. Algunos se viven. Y cómo se viven !!! Cierto es que aquel Domingo 29 desperté a vivir un sueño maravilloso. Por tercera vez participé del espectacular K42. Inolvidable. A todos aquellos que necesitan un empujoncito, un empujón, muchos empujones, les aconsejo no dejar pasar la vida de largo sin venir a saludar a mi amigo el Bayo. Acérquense a decorar el cuadro. Montañas manchadas de blanco que bajan al Nahual Huapi a calmar su sed. Millones de árboles, reunidos en un bosque majestuoso, que cubren los senderos y arroyos del frío, la lluvia y la nieve invernal. Truchas malhumoradas que desesperan por una mosca y hacen cola para hospedarse en el correntoso. Y de pronto. Una línea naranja en medio de la pintura, dividiendo lo hermoso, de lo hermoso. No se lo pueden perder. Vengan a soñar despiertos !!!


Nos levantamos temprano. Un baño para despabilar las piernas que seguían durmiendo. Frente al espejo reconocí una cara de susto !!! Que raro !!! Plata y miedo nunca tuve, mujeres tampoco, pero ese es otro tema. Cerré los ojos. Sacudí la cabeza para espantar los malos pensamientos. Abrí los ojos. El espejo creció. Se transformó en Lago. La cara de asustado ya no estaba reflejada en el agua. Había solo nubes amenazadoras que habían secuestrado al Sol, y algo de neblina. Saque el peine, ensayé una raya al costado, me perfume con adrenalina, y me fui a calentar.

Diez, nueve, ocho, todos saltando, siete, seis, todos aplaudiendo, cinco, cuatro, tres, todo oscuro. El tiempo se detuvo. Ahí estaba. Abrazado a mi amigo el Bayo. 30 de Octubre del 2005. Nieve hasta la rodilla. Sol radiante. Lágrimas en los ojos. Nos despedimos, prometiendo volver a vernos. Pasó un año. Llegó la hora !!! El tiempo volvió a correr ... dos, uno. 00.00.00. Largamos. A pasear. A disfrutar. A SOÑAR. Recorrimos los primeros metros de arena y mucha hinchada y salimos a la cancha. A jugar !!!

Conociendo el paño, y el pronóstico, me vestí de calzas largas, zapatillas livianas, polainas, paciencia, tutu y mucho cuidado. Silbando bajito dejé atrás el espejo. Bien concentrado en no perder la cordura que ya no tengo, tomé por el camino que conduce a Roma. El camino lento. A los 8 kilómetros estábamos atravesando el puente viejo del correntoso. Los espectadores que se habían mudado, y las truchas, nos regalaron un concierto de palmas calurosas. Con el ánimo por el techo continuamos viaje. Faltaba lo peor. Lo mas lindo !!!


Subimos caminando. Bajamos a los tumbos. Subimos gateando. Plantamos bandera en Veldevere. A bajar. Me parece que esto se está poniendo complicado. A "me parece" se lo llevaron preso. Se puso complicado. Tomé la bajada con envión. La velocidad oscilaba entre los 90 y los 100 Km. por hora. Quizás un poco mas. Cual si fuese Moisés cruzando el mar rojo, los árboles se abrían a mi paso. Mi bajada precipitosa no tenía freno. De pronto un árbol no recibió la orden divina, y se quedó en el medio del camino. Logré esquivarlo con el cuerpo. El cerebro no alcanzó a enviar la orden a los pies. Después de dar contra el duro tronco rodé por el barro. Las nubes heridas de muerte por las puntas de los cerros cordilleranos, sangraban sus gotas tímidas sobre toda la villa, y sobre mi cara. El agua no era suficiente para reponerme, esperé que alguien viniera a darme una mano. Arriba arriba que todavía queda un trecho. Una mano cálida con tonada sanjuanina me ayudó a recuperar la vertical. Huevón, guarda con los árboles !!!

Este camino si que no me lleva a Roma, pensé, y bajé la velocidad. Cambié barro por aire, frío por calor, hambre por bananas, y gato por liebre. Fonseca estoy listo. Allá voy. Antes de poner un pie en el sendero que me iba a llevar a estar bien cerquita de mi amigo el Bayo, saludé a Gustavo que volvía como piña. El estaba por ganar el K42. Yo estaba por ganar altura. Qué realidades tan opuestas. Basta de palabras. A subir. Con pocas piernas y muchas ganas me fui para arriba. Un gel me abasteció de glucosa. El agua me defendió de la deshidratación. Faltaba encontrar el puestito que regalaba piernas de repuestos. Luego de un rato, llegué a pisar los 1250 metros sobre el nivel del mar. Miré para arriba. Allá estaba. Mi amigo el Bayo. Escondido detrás de unas nubes. Parece que andaba vergonzoso. Yo andaba apurado.

Tocaba bajar otra vez. Macho dijo la partera, y bajé con agresividad. Macho eran los de antes. Después de los primeros 10 metros, y de algunos sustos, metí un rebaje importante. Plan B. Bajé en segunda, con balizas y freno de mano. Restaban 16 kilómetros. Las facturas de los 26 kilómetros ya acumulados, iban llegando en formato A, B y C. A duras penas llegué al puesto de Gatorade. Volví a echar un vistazo a mi amigo. Seguía vergonzoso. ¿Seguirá siendo mi amigo? Últimos 13 kilómetros. Última hora y media de viaje. Otra vez llueve. Sobre mojado seguían mis pasos cortos. Cortísimos. De pronto la Villa. El pescador. Las vallas. El arco. Cuánta alegría. Fito Paez canta: lo importante no es llegar, lo importante es el camino. Fito Paez no corrió nunca el k42 !!!

Envuelto en aplausos crucé la meta. La medalla en el pecho era muy pesada para mis pocas fuerzas. Pero la alegría no entiende de cansancio. Mucho líquido. Muchas fotos. Volví a mirar a mi amigo el Bayo. Seguía escondido entre nubes. ¿Se habrá olvidado de mi? Elongué bastante. Mas líquido. Mas fotos. A comer rico y bastante. Un baño reparador. El espejo ya no mostraba miedo, ni nubes, ni neblina. Rebalsaba felicidad. Nos recostamos un rato. Cayó la noche. Nqdance. Cena. Fiesta. Baile. Premiación. Soooorteos. Afuera no paraba de llover. Adentro se puso bueno. Las piernas respondiendo al instante el llamado de la música. Norma, Diego, y toda la banda comandaban el trencito. Los cuyanos estaban a 220. 2 de la matina. 3 de la matina. El ritmo no pare. Y la noche trasnochó ...


Hoy, a casi un mes del maravilloso K42. Quiero felicitar a la banda de PE por tanto calor. Felicitar a nuestro equipo, Fabi, Chaco, Lechu, por tanta paciencia. Felicitar a mis compañeros de aventura Andrés, Ricardito, Perro, Tito, por colgarse la mas pesada de las medallas. Muchisimas Gracias a todos ellos por colaborar con mi cajoncito de experiencias que ya está que explota.


Antes de despedirme, es importante comentarles, que ayer a la tardecita, mientras descansaba mis piernas fatigadas de tanto entrenamiento, el timbre me sobresaltó. El cartero y un papel diminuto aparecieron al abrir la puerta. Grata fue mi sorpresa al descubrir un telegrama a mi nombre proveniente de Villa la Angostura que rezaba:

TE EXTRAÑE !!!
TU AMIGO EL BAYO !!!


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