lunes, 24 de septiembre de 2012

Tetra de la Manzana 2007

Después de haber dado lástima en el 2005 y 2006, el tipo, porfiado como pocos, volvió a correr el Tetra como si fuera bueno. 

General Roca. 25 de Febrero del 2007. Tetratlón de la Manzana. Despunta el día. El Sol radiante madrugó antes que nadie, y nos esperó con un potente desayuno. No se si es conveniente empezar el día con tostadas, pero si se que son bien ricas. Zapato para bici, zapato para bici. Casco, casco. Zapatillas para correr, zapatillas para correr. Kayaks, kayaks. Salvavidas, salvavidas. Antiparras, las perdí hace tiempo. Camelback, camelback. MTb, mtb. Remo, remo. Banana, banana. Tijera, tijera. Está todo en orden. Todo. Partimos.

Salimos de Allen a las 8 de la mañana. La logística funcionó de maravillas. A las 9:30 ya habíamos dejado las herramientas en ambos parques cerrados. A las 9:45 estábamos esperando que tomen asistencia a la orilla del río. Natalia Roldán. Adrián Morales. Huguito Camargo ( el perro ). Miguel Boglio. Andrés Tappata. Y yo, dijimos presente. Con Andrés y Miguel era la tercera vez que emprendíamos la aventura de salir airosos de estas cuatro durísimas pruebas. Natalia, Adrián y el perro estaban debutando.

Basándonos en nuestra poca experiencia, les dimos las claves para transitar por el tetra, y vivir para contarlo. Mantenerse a flote en los 1.500 metros de agua, administrar el aire durante las dos vueltas del circuito de mountain, mantener el kayak derecho contra la corriente, correr a 6 minutos 30 segundos el kilómetro, y algo que no encuentro manera de describir, que tiene que ver con el corazón, y que DE TODAS LAS NOMBRADAS, ES LA UNICA QUE IMPORTA!!!

Bueno. Volvamos a la carrera. Parado en la mitad de la cancha con los brazos en jarra esperé el silbato inicial. Al agua gallareta. Me tiré de bomba desde la orilla. Tomamos el bracito no apto para nadar. Pecho. Perrito. Algo de croll, muy poco. Los muchos nadadores se fueron acomodando hasta formar una larga fila. En esa fila iba yo, meta brazo y brazo. Tratando de ganar la correntada iba de un lado a otro. Iceberg!!! Esquivé unas ramas peligrosas que me hubieran dejado como Leonardo di Caprio. Los manotazos del resto de los nadadores no eran dificultad comparado con la cantidad de lama que impedía nadar. Bastante caminando, y otro bastante a pie, recorrí gran parte del tramo.

Es necesario hacer un alto en el relato para sincerarnos. Es mi deber contarles que junto con varios competidores mas ganamos la orilla. Nombro a varios competidores más para  no estar solo en la bolsa. Les contaba que yo y varios como yo hicimos trote suave como panchos por nuestras casas. Luego de aproximadamente 50 metros, que pudieron ser 100, volvimos al agua a intentar amigarnos con Lorenzo "lamas". Pasaron 20 minutos de forcejeo forzoso. Con un mareo importante, hice puerto en tierra firme. Mil disculpas a todos aquellos que lograron hacer los 1.500 metros por el agua sin enemistarse con Lorenzo.

La bici me esperaba en el corral. La tomé de las riendas, y salimos a recorrer la parte mas dura del Tetra. Arena hasta en la sopa, subidas de postre, senderos perfectos, y bajadas reconfortantes se anidaban en el maravilloso circuito de las bardas roquenses. No existe en el valle un circuito tan apasionante. Cual si fuera en la montaña rusa, con el corazón a punto de salirse, iba tratando de no perder la vía. Administrando el aire recorrí la primera vuelta. Con ayuda de un push recorrí la segunda. Si había una tercera no llegaba ni aplacé.


Dejé la mountain, las zapas, y salí trotando en busca de la embarcación. El casco!!! Me gritaron los de palo. A varios metros de la bici, me saqué el casco y al mejor estilo Navarro Montoya lo empalmé de derecha para dejarlo a centímetros del bochín. Con un leve dolor en el empeine llegué al kayak. Sonó el silbato en la proa, y todos a bordo. Mientras me comía una banana, la embarcación navegaba sin rumbo. Apreté la mano, y a remar. El Río Negro hacía fuerzas para darme vuelta. Lorenzo se complotó. Era yo contra el resto del mundo. Con un equilibrio admirable conquisté la primer trepada. Ya más canchero conquisté la segunda. Quedaban 4 kilómetros a favor. Me fui paseando por el Río Negro como el gondolero que no encuentra pasajeros en Venecia. Tierra. Tierra. Restaban 200 metros para tierra firme. Iceberg!!! Una rama mal intencionada se cruzó en mi ruta. Sin poder evitar la colisión apreté los dientes. El kayak caprichoso se estacionó arriba, y no respondía a mis forzadas remadas. Después de varias intentonas, logré zafar. Será la factura por haber ganado la orilla en la parte de natación. Estamos a mano entonces.




De un competidor vecino tomé prestado la palangana con agua para enjuagarme los pies. Gracias vecino. Me calcé las medias y las zapas. 10 km finales. Hasta los primeros 5 km fui bien. Los últimos 5 km fui mal. Por mas que trotaba y trotaba no lograba acercarme al maldito edificio que se veía bien chiquito allá a lo lejos. Los pasos cortos fueron agrandando el edificio de a poco. Tierra. Tierra. Gral Roca estaba al alcance de la mano. Entré a la ciudad con el envión. Ricardito, desde la bici, me daba aliento para los últimos 500 metros. Durante un poco más de 3 horas y medias estuve acumulando incertidumbre. La bandera a cuadros cayó, y la incertidumbre se fue a dormir. Al igual que el año pasado, la medalla juntito al corazón, y todos esos sentimientos inexplicables pudieron con todos mis dolores corporales y rebalsaron el alma de felicidad.



La mañana siguiente, lunes 26 de Febrero, fue muy cómico estar escuchando atento las declaraciones de Maxi Morales, ganador por décima vez consecutiva del Tetra de la Manzana, en la radio de Gral Roca, cuando el sonido del celular rompió con la atención. Radio Lider de Allen. Florencia me llamó para entrevistarme. A mí? Puesto 80. Si a mí!!! Y ahí estábamos, en distintos diales. Maxi y Yo. Yo y Maxi. Dos potencias al aire!!! Para no quedar demasiado mal delante de los oyentes casuales que estaban del otro lado del transistor comenté, que podría haber seguido de cerca al "superMaxi", pero como ir segundo no me gusta, porque el primero levanta mucha tierra, preferí irme bien atrás!!! A pesar de las risas de Flor debo aclarar que mis palabras sonaron sensatas y totalmente creíbles, además convengamos que la mayoría de los oyentes no me conoce y no tienen por qué dudar de un atleta de elite como yo. Un abrazo grande a todos, nos vemos pronto y muchas gracias por la nota Flor.