martes, 18 de noviembre de 2008

Pedazo de su corazón

Nunca fui un apasionado de las matemáticas, pero se me ocurre que les estoy debiendo algo. Gracias a esta ciencia exacta, mas precisamente a la ley de transitividad es que hoy cuento con un AMIGO de los que ya no se consiguen. Recuerdo cuando la vieja de Cortéz estrujaba la tiza contra el piza : Si A--B y B--C podemos asegurar que A--C. Saliendo del piza y salteando las diferencias podemos hacer puerto en la amistad. Llamemos a la flechita (--) ”es amigo de” y supongamos que A es un ruso nuevo en el frente, B es Adrián, el Gringo de los huevos grandes y C es quien escribe y delira. No hay que ser muy lúcido para asegurar que el ruso nuevo en el frente (A), por la mismísima ley de transitividad, es amigo de quien escribe y delira (C).


Si les pareció convincente mi explicación de cómo mis sentimientos se apegaron tanto a los de un ruso nuevo en el frente no lean el siguiente párrafo. Si en cambio no los convencí, les dejó este párrafo con una versión alternativa de cómo lograron unirse nuestros caminos.

Luego de publicar diversos anuncios en la LU5 de Neuquén y en el NEW YORK TIME, de no me acuerdo donde, para conseguir un fotógrafo profesional, y de recibir y entrevistar a miles de postulantes, dimos con el mejor de todos. Minucioso en cada finta, nada de azar, todo sabiduría. Las fotos emergen en su imaginación como gotas en una lluvia torrencial. Con la facilidad de Robert Kincaid es capaz de captar en un simple papel fotográfico el dolor de muelas de una estatua.


Por cualquiera de los dos caminos anteriores llegamos a este punto. Fleppy, el ruso nuevo en el frente, menos conocido como Leandro Muzzolon, me obliga a dejar este desfile de aventuras una vez mas. Mis intenciones eran presentar a este hermoso mortal mucho mas adelante. Pero un tal Luca me obligó a desbaratar mis intenciones. Luca floreció en la panza de Melina, otra hermosa mortal, que contrajo nupcias con el primeramente nombrado, y que aunque luce arrepentida no lo está en lo mas mínimo. Suele llevar consigo un humor espontaneo, fresco y audaz, ideal para vestirla con un tutú y encarar un show cómico en un café concert.


Ya presentado los jardineros, vamos por el retoño . . .

El 31 de Octubre, Luca cumplió cero años. Melina y Fleppy se colgaron tantas veces de una nube que terminaron salteando el cielo. Y ahí andan, estrenando alas, bañados en los mas hermosos sentimientos que ni siquiera la poesía del Nano podría describir. Todo el universo de paisajes, carreras y personajes raros que solía frecuentar este excelente fotógrafo lucen celosos desde que su cámara solo hace foco en este hermoso peque.


Joaquín salió un rato antes, pasó a buscar a Luca y emprendieron la caravana por la vida. Cómo en la novela de los hermanos Grimm, ensayaron sus primeros pequeños pasos sin rumbo y sin preocupaciones dejando migas de felicidad a sus espaldas. Desparramando babas vamos con Fleppy tras las migas, mamados de alegría, con ganas de abrazarlos y comerlos de a uno con pañal y todo.

sábado, 25 de octubre de 2008

Circuito YPF Cross 2005

Después de atar las bicis y los remos simples en el batán, partimos de nuestra provincia natal con destino Buenos. Aires. Viajamos toda la noche intercambiando el volante entre los tres. El que mas duraba con los ojos abiertos manejaba. Si pisaba la banquina mas de 3 veces, automáticamente tenía que dejar su lugar a otro.

Con Ricardito y Andrés revoleamos la camisa de fuerza para el patio del vecino. La locura se asomó al ventanal, y la rienda suelta nos secuestró un fin de semana. Una hermosa estancia en Pilar nos sedujo a participar del circuito YPF Cross, y con las mochilas cargadas de ilusión emprendimos la cruzada.

El Sábado al mediodía hicimos puerto en un hotel con pocas estrellas, y con ganas de nublarse. Dormimos una mona y la infancia nos pasó a buscar. Ricardito gritaba como un fana de Vicente Viloni mientras el carrito de la montaña rusa caía al vacío. Las risas se mezclaron con puteadas cuando un martillo gigante se empecinó en reunir al hígado y los pulmones adentro del estómago. La descompostura no evitó los carbohidratos de la cena. Nos sacamos el disfraz de 15 años y nos fuimos al sobre pensando en volver a tentar a la infancia en cualquier momento.

El conserje cacareó temprano. Nos vestimos de Kakambas y salimos para la cancha. El día fue elegido a dedo. El viento no aportó. El sol se portó de maravillas. River y Boca medían armas por el torneo local y el Domingo fue mas Domingo todavía. De los tres, Andrés y yo ( la mitad mas uno ) nacimos gallinas, Ricardito vino con olor a caca de la vereda de en frente.

Desatamos las bicis y nos fuimos a las gateras. El parque cerrado estaba minado de containers prolijamente acomodados en varias filas. Buscamos el 216, guardamos las pertenencias y nos fuimos a calentar. Primero largaban los elite y mixtos. Mas tarde los del montón. Raudamente arrancamos mas tarde. Los primeros 2km de trekking los hicimos bastante rápido para mi gusto. En menos de 8 minutos ya estábamos en el parque otra vez. Calzamos zapatos, casco, guantes y salimos a incursionar en los 30 km. de MTB.

Arrancamos parejo y con mucho cuidado. No tardó en aparecer un equipo con un flaco adelante que pedaleaba que daba miedo. Nos colamos atrás. Esto no se debe hacer, pero lo hicimos. Parecía el tour de France. Aguante flaco !!! Lance Amstrong nos llevaba a todos con la lengua afuera. Éramos un tren. Íbamos mas rápido que la luz. En la bajada de los pirineos uno de los vagones de adelante descarriló y pasamos a ser la locomotora. La luz se fue atenuando y el ritmo fue perdiendo ritmo. Fuimos solos hasta que Lance y los suyos volvieron a alcanzarnos. Se nos pegaron atrás. Descansaron un toque. Y nos pasaron como parado. Otra vez solos . . . y sin locomotora !!!

Llegamos al parque cerrado. Abandonamos las bicis y salimos a correr. No encontraba forma de coordinar los pasos para incrementar mi velocidad crucero de 2 km. por hora. Ricardito y Andrés me ataron una soga y poco a poco las piernas fueron perdiendo timidez. En el kilómetro 4 nos topamos con unas canoas inflables listas para domar. Nos acomodamos como pudimos, le pegamos tres fustazos y salimos relinchando por el medio del lago artificial. El relincho duró poco. Nos pasaban como parado. El matungo se retobaba seguido. A fuerza de fusta y espuela lo bien educamos y logramos imponer un lindo andar. Sobrepasamos un equipo que se había dado vuelta, y al galope reunido completamos los últimos 100 metros de agua.

A la orilla del lago nos esperaba una mesa repleta de frutas. Le pagamos un atraco importante y salimos a transitar los últimos 7 km. de trekking con el corazón contento. Las piernas funcionaron algo mejor. Íbamos a 4km por hora. La llegada se hacía rogar. Aceleramos un poco mas. 5km por hora. Casi 6, y surgió un imprevisto. Las piernas de Ricardito decidieron tomarse un descanso y fueron por un calambre. El viejo ( cariñosamente hablando ) se tiró al piso y al mismo tiempo que ensayaba unos mimos en los gemelos maldecía a la montaña rusa. Los mimos surtieron efecto y recuperamos el andar. Sorteamos unas tímidas cuerdas y cual puño apretado perforamos la línea de llegada.

Con la medalla al cuello y escuchando por radio como el Guille y el Chelo nos manchaban el Domingo, nos volvimos a casa. Ganamos la ruta y encaramos nuevamente los 1000 kilómetros. Con Ricardito ensayando algunas gastadas y con los comentarios fresquitos de lo acontecido en esas 3 horas maravillosas, se nos fueron pasando los kilómetros. Una parada en Santa Rosa para picar algo. Los ojos que se cerraban. El piloto automático que anduvo bárbaro. Las 5 de la mañana nos encontró desembarcando las bici y repartiendo los bártulos en nuestra provincia natal. Media hora mas tarde, con una sonrisa que no me entraba en la cara, estaba apoyando la cabeza sobre la almohada mientras pensaba ... Si todo esto que hicimos en dos días no es PASION POR LA AVENTURA, ... la PASION POR LA AVENTURA donde está ???

viernes, 10 de octubre de 2008

Merrell Adventure Race - Tandil 2005

Luego de haber hecho un alto mas alto que Manute Bol, y presentarles el corazoncito que la vida tuvo el encanto de regalarme cuando pasó por casa, me obligo a reanudar el desfile de aventuras.

Vuelvo al 2005 . . .

Tandil nos recibió un Sábado de Abril después de un durísimo viaje de casi 1000 kilómetros. La Merrell Aventura Race nos presentó un lugar excelente para gustos variados. Repleto de leyendas e historias. Mezcla de ciudad y villa. Mezcla de excitación y paz.

El pie del cerro EL CENTINELA nos dio abrigo. Dormimos una siesta marca cañón custodiados por un indio petrificado que esperaba volver a ver al amor de su vida. La india engañera había desaparecido una noche de verano, y el indígena, mas fiel que Chita, jamás volvió a verla. Macanudo !!!

Desayunamos. Dormimos. Almorzamos. Retiramos los kits. Paseamos por el lago. Recorrimos el calvario. Visitamos a Jesucristo. Y asistimos a la reunión previa que comenzó después de un minuto de silencio en honor al Santo Padre que decidió tirarse a descansar luego de tanto laburo. Con un marco imponente de público se dieron las recomendaciones de rutina. Tagle, con el dinamismo que lo caracteriza para agilizar las reuniones, nos observó varios puntos importantes y nos dejó ir antes que empezaran los primeros ronquidos.

Sábado a la noche, carbohidratos en el mirador con un vinito para dormir tranquilos. Domingo a la mañana, mucho líquido, bananas, total magnesiano, barras de cereales, mas líquido. El Debut, formado por Adrián y Favio, y Kakambas, formado por Kakambas, estaban listo para la aventura. Calentamos, elongamos, saludamos a las cámaras, descargamos algo de líquido, y entramos en las gateras. Un asado regado para la pareja que llegara primero fue el incentivo. Las fichas estaban puestas en Kakambas, puesto que El Debut, valga la redundancia, debutaba.

Todos pintados de Naranja salimos a decorar las sierras. El circuito se caracterizó por el constante desnivel que obligaba a los competidores a llevar consigo una buena estrategia. Estrategia que no supimos diagramar por culpa del vinito del Sábado a la noche. Largamos subiendo hacia el mirador de la ciudad, rápidamente cortamos por un camino de tierra y encaramos a las zonas aledañas. Esta primera parte del paseo era entretenida, sin complicaciones serias, subidas y bajadas leves que permitían la recuperación instantánea. Y con un público extremadamente caluroso que terminó siendo fundamental a lo largo de todo el paseo.

Aguanten Los Correcaminos escuché por ahí. Jorgito venía huyendo del coyote. Nos conocíamos por mail. Nos pusimos a la par. Aprovechamos para platicar un largo rato como si estuviéramos en un bareto tomando unas birras. Después de algunas recomendaciones volvimos a separarnos. Que lindo momento. Suerte Jorge. Suerte Pablo. Nos escribimos.

La carrera ofrecía pelotones a montones. Ninguno nos quería llevar. Decidimos armar un pelotón de dos personas e imponer un ritmo tortugal. Las Sierras estaban cada vez mas cerca. El camino ancho se fue transformando en sendero angosto, la ciudad apenas se veía y nuestras suelas se animaron al suelo precámbrico. Pensar que hace apenas 2.500 millones de años estas sierras tenían 8.000 metros de altura. Menos mal que ha Merrell no se le ocurrió organizar esta aventura en aquel entonces. El tiempo fue pasando, la naturaleza hizo lo propio y la subida se acortó bastante.

En búsqueda de la famosa Cascada escalamos una sierra interminable. Todos, mas lento que a pasos de hombre, íbamos ganando altura. Mientras hacíamos glúteos y gastábamos piernas, recuperábamos aire. Llegamos a uno de los puntos mas alto sobre el nivel del mar. Menuda fue la sorpresa cuando descubrimos que la protagonista principal, la Cascada, brilló por su ausencia. Parece que en Tandil es todo medio misterioso. Hace 93 años, en 1912, una piedra que estuvo durante años y años sostenida desde el cielo por un hilo imaginario, cayó sin darles explicaciones a nadie. Esta Cascada que se tomó el fin de semana y tampoco dio mayores explicaciones. ¿Y que me dicen del indio fiel que espera petrificado al amor de su vida? Definitivamente, Tandil es medio misterioso !!!

Continuemos con lo que nos interesa . . .
Un poquito a pie y otro poco caminando avanzábamos acompañados de algunos dolores musculares que intentábamos subestimar. Varios corredores permanecían a la deriva del sendero, estirando, lidiando contra los calambres, comiendo algo, esperando un taxi con el cartel de libre. Otros competidores viajaban por el costado del reglamento, solos, sin compañeros. Qué mal viejo !!! Si nos comprometemos a participar en una competencia en equipo, seamos un EQUIPO CARAJO. Me enojé che !!!

Por fin empezamos a bajar. Esta es la última bajada y ya estamos en el dique. ¿Estas seguro vos? Si Andrés, estoy segurísimo. ¿Y todos aquellos que van subiendo en aquella sierra? No piscuí, aquellos van bajando, ya no hay mas subidas te lo prometo. Pueden creer que hicimos 5 kilómetros mas y encaramos la subida al Cerro de las Animas. Perdoname piscuí, pensé que ya estábamos llegando. Mal de piernas, peor psicológicamente, hicimos lo que pudimos para conquistar la cima. Si no vi la Cascada en la subida anterior, tampoco me pidan que vea a las Animas en esta, Ok.

Ahora sí Andrés, bajamos vertiginosamente y listo de subidas. Esperemos !!! La mucha pendiente nos impedía trotar. Así que disfrutamos del paisaje. Nos llenamos los pulmones de aire puro y los ojos de maravillosos paisajes. Llegamos abajo y empezamos a mover las piernas de a poco mientras público y mas público volvían a regalar afecto. No hace falta ser Mostradamus para predecir que la llegada estaba cerca. Un tramo de césped para reconfortar las piernas, una escalera que no reconfortaba nada. Mas césped. Una murga impresionante, y el arco de llegada con el reloj que sentenció 3 horas 35 minutos. Kakambas llegó a la meta y el asado regado ya tenía dueño.

El Debut no asomaba. El tiempo de espera se acortó cuando Mariana Arias me pidió que nos retratemos juntos. De pronto. Ahí vienen. Ahí vienen. Perdoname Mari pero llega El Debut. Chau, nos vemos. Pitos. Maracas. Perdón. Matracas. Con una felicidad incomparable Adrián y Favio atravesaron la murga y cruzaron la meta. No importa cuanto marcó el reloj. Ellos pintaron en un cuadro perfecto el significado de llegar. Nos fundimos los 4 en un abrazo y disfrutamos de ese momento especial, difícil de detallar, que te regala cada carrera finalizada.

Con la medalla al pecho y llenos de dicha nos dispusimos a pegar la vuelta. Mientras las sierras se alejaban y los ojos se cerraban, me pareció verla. AMAIKE. Así se llamaba la india que una noche serena había sido tomada prisionera por los hombres blancos, mientras EL CENTINELA imploraba para volver a verla. Charlamos un rato y le prometí volver el año próximo. Y ha modo de secreto me comentó que si lograba humanizar al petrificado indio que todavía la espera, se iban a anotar en mixtos para ganarnos el asado regado.

jueves, 2 de octubre de 2008

Pedazo de mi corazón

Antes de subirlos a todos al Twingo y encarar un confortable viaje hacia la mágica ciudad de Tandil a participar de la Merrell Adventure Race del 2006, tengo que hacer un alto mas alto que Manute Bol.

Vuelvo al 2008 . . .

Era una tarde cualquiera de Septiembre. Puede ser que fuera 25. Que mas da, pudiera ser que fuera Jueves. Solo se que algunas veces cuando menos te lo esperas, van los dioses y se ponen de tu parte. El mundo dejó de girar y los relojes perdieron el tiempo. Leda dio a luz en medio de una tormenta. La puerta del quirófano se abrió y envuelto en mudas, disfrazado de bebé, me entregaron un corazoncito gigante que pintó el día de celeste. Sus ojitos despiertos sacudieron el edificio y el susto se escapó por las escaleras.

Joaquín, bastante inquieto como el padre, se cansó de esperar la cigüeña. Armó el bolsito y escapó del cielo mientras el portero dormía. Se escabulló entre una nube, alborotó el ciclo del agua y llovió sobre mi corazón el mas hermoso de todos los sueños. Yo acababa de cerrar cuentas y pactar fecha de entrega con Paris, y de golpe y sopetón me encontré estrenando pilchas, con un pañal en la mano, un pito que largaba chorros amarillos para todos lados, un ombligo venido a menos y una sustancia pegajosa y bien negra que olía peor que los “miliquiten” de Andrés. ( para evitar arcadas y descomposturas no voy a explicar lo que son los miliquiten de Andrés )


No pienso agregar nada mas. Me cansé de buscar palabras y no creo que existan aquellas que describan esta borrachera de sentimientos. Prefiero hacerlo fácil, les dejo algunas fotos que valen mas que todas las palabras que existen y que no existen. Mientras tanto voy a esperar que Joaquinito termine de bostezar para pedirle que me haga un lugarcito en la cuna. Me muero por contarle al oído que cambió el sentido de mi vida. Qué soy el hombre mas feliz del mundo y que lo amo con toda mi alma . . . Aunque seguramente, en esta semana de vida , ya se dio cuenta de todo eso !!!

jueves, 18 de septiembre de 2008

Buenos muchachos

Favio, cansado de Margarito Tereré, Corbata Cuá y del Mono Capote cambio la Mesopotamia por la Patagonia. Con la panza mas verde que llena y con una mano atrás y otra adelante se vino para el sur (Cómo comentario al pasar les cuento que se tendría que haber puesto las dos manos adelante). El destino se encargó del resto.

El Gringo para los viejos amigos, y simplemente Adrián para los nuevos, se coló en la habitación de las ponedoras mientras dormían, luego pasó por el establo, manotió un lacayo y al galope suave dejó Coronel Suarez y se vino para la Patagonia con unos huevos así de grande (Cómo comentario al pasar les cuento que los huevos de las gallinas chacareras no le hacen ni la sombra a los huevos de las ponedoras del campo). El destino se encargó del resto.


Adrián y Favio son dos buenos muchachos. Probablemente el dos esté de mas. Quizás sea correcto decir: Adrián y Favio son buenos muchachos. Pero mas allá del error de sintaxis tengo que destacar y subrayar que Adrián y Favio, además de ser buenos muchachos, son dos excelentes amigos. Desde distintos puntos cardinales emprendieron sus caminos sin rumbo. Finalmente el alto valle de Rio Negro fue nido de sus vuelos. La vida me los presentó en el laburo. Nos salteamos la etapa de compañeros ... enseguida fuimos amigos.

Mas aún se fortaleció nuestra relación cuando, junto con Andrés, emprendimos un viaje de 900 km. para participar de la Merrell Adventure Race en la pintoresca ciudad de Tandil, en la espaciosa comodidad de un Twingo.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Desafío Volcán Copahue 2005

A pocos días de la contienda con el Río Negro, el 450 sufrió una fractura por estrés y nos dejó afuera del Tetratlón de la Manzana del 2005. Abatidos y meditabundos guardamos el triciclo y el papel de regalo en el ropero. Cuando la mala nueva se propagó, varias pruebas saltaron del banco de suplentes pidiendo cancha. Luego de una conferencia rápida nos decidimos por una que prometía. Che vó, sí vó. Cálzate los borusia y andá calentando que entras por el Tetra. El desafío al Volcán Copahue hizo unos repiqueteos en el lugar, talones a la cola, rodillas al pecho, la coreo de las Ketchup y llamó al juez de línea. Cambio Jué !!! CAMBIO JUÉ !!!


Gregoria Matorras y Don José le dieron las últimas recomendaciones y lo mandaron a conquistar la Cordillera de los Andes. Y el libertador, al igual que en la epopeya de 1817, no defraudó. Pero yo no quiero hablar de historia. Tampoco quiero hablar de los que ganan. Quiero hablar de nosotros. De los del medio. De los del fondo. De los que vivimos sumidos en el anonimato. De los que nunca salimos en los diarios. Quiero hablar de los valientes soldados que aquella tarde de verano salieron tras las huellas del general a conquistar el Volcán Copahue.

Amanecimos temprano. Desarmamos campamento y guardamos los bártulos. Con Andrés afilamos la bayoneta y nos uniformamos para la ocasión. El Fabi nos aprontó el bayo. Comimos lo reglamentario y nos unimos al resto de los granaderos. El enemigo número uno del bocha Bochini, Tito, buscaba su zaino bragado para alistarse. El Sol tenía el cielo a pedido, no había una sola nube que nos defendiera de tanto calor. Precalentamos, le metimos espuela y a la carga barracas. Encaramos la subida de los chilenos formando una caravana celeste que desentonaba con el árido color del lugar. Desde arriba se apreciaba un paisaje maravilloso que invitaba a correr hasta al mas vago. Los pequeños senderos que se formaban entre las grandes piedras estaban congestionados de corredores. Mas de un valiente, con el cuchillo entre los dientes, decidió hacerse paso a campo traviesa saltando toscones y rezando para esquivar los esguinces de tobillo que hacían cola en la banquina.

Luego de acariciar a una de las mellizas llegamos al puesto de agua de los 6 km. Subidas. Bajadas. Subidas. Subidas. Tranquilino seguíamos, con los ojos bien abiertos para no meter la pata, y sin embargo de vez en cuando le metíamos un patadón a alguna piedra más grande que las demás, haciendo que el dedo gordo nos mirará de reojo con cara de enojado diciendo "Esta es la última que me aguanto, la próxima seguimos caminando". Continuamos subiendo mas que bajando. Pisamos Chile y volvimos al país.

Kilómetro 14. Repusimos líquido mineral y seguimos con el pecho inflado y la vista al frente. A lo lejos se apreciaban puntos celestes que unían puntos naranjas. No estaba mareado, eran granaderos que dejaban atrás los banderines que marcaban el camino. Llegamos al Volcán. Pasamos sin hacer mucho bochinche. Si se despabilaba aquel monstruo metíamos tiempo record. Pisamos un poco de nieve y bajamos como si nos siguiera una mancha de lava. ¿Nieve dijiste? 20 de Febrero, nieve y se nos quemaron todos los libros.

En el camino aparecieron algunos arroyos que ayudaron a refrescar los pies. El dedo gordo nos guiñó un ojo. Ya éramos amigos otra vez. Al menos hasta el próximo toscón que sacudamos de puntín. Toscón que no tardó en aparecer. Un poco mas de agua en el kilómetro 19, solo restaban 6 con mas bajadas que subidas. Pasamos por la unión de las mellizas. Parecíamos un espejo. Melliza de un lado, melliza del otro. Quedaba muy poco trecho y menos reflejos, pero hay que perder una mosca para ganar una trucha, así que conté las pocas naves que me quedaban, y las prendí fuego de un viaje. Con reflejos nulos y ya sin naves que me rescataran volví a la mala costumbre de andar tropezándome. El dedo gordo estaba mas gordo de lo normal y el mal humor ya había ganado los huesos, cuando de pronto y porrazo se hizo la luz.

Copahue !!! Qué gusto verlo de nuevo. Encaramos una bajada muy técnica y rápida. La felicidad recuperó los huesos. Llegamos a suelo firme rebalsando alegría. Transitamos los últimos metros envueltos en palmas, bocinas y mucho alboroto. Parecíamos sobrevivientes de la dura batalla de Maipú. San Martín impuso el ritmo, liberó Chile, abrazó a O´Higgings y se llevó el primer escalón para la casa. Nosotros, los del medio, los del fondo, nos llevamos un hermoso recuerdo, una experiencia inolvidable y un rico olor a azufre en el corazón.

martes, 26 de agosto de 2008

Vamos por más - III

Sumamente liviano, algo corto y achatado, puntiagudo hacia la proa y no tanto hacia la popa. Con cierta destreza y condición física para dominarlo se torna totalmente maniobrable. Gracias al árbol del entrenamiento que estaba dando sus mejores frutos, nuestra condición física ya estaba consolidada. No así la cierta destreza necesaria para que sea, al menos, mínimamente maniobrable. Resumiendo, montar un kayaks 450 por primera vez es mas difícil que envolver un triciclo.

Restaban 3 meses para que Gral Roca celebre su enegésimo TETRA de la MANZANA y con Andrés queríamos prenderle cartucho. Pero entre las cuatro vayas a sortear se vislumbraba una demasiada esquiva : envolver un triciclo !!!


Gabriel nos presentó un par de esos botes raros y nos dio las recomendaciones básicas. Afuera el sillín y los miedos. Afuera el timón y pumba. Una vez adentro, aplicar un leve baile de piernas al compás del remo para mantener el equilibrio. Con las instrucciones bajo el brazo y el kayak sobre el hombro nos fuimos para el brazo. En la primer semana no hubo buena relación con el 450. Tampoco en la segunda, pero al menos ya le costaba 10 metros mandarnos al agua. Al mes los metros ya eran 100. A los dos meses nos mojábamos cada 1 kilómetro ( sepan notar que el crecimiento fue exponencial ).

Aunque carecíamos de técnica para remar, ya teníamos un estilo ágil y envidiable para sacar la embarcación a flote en caso de rodada. Dar vuelta el bote, meter el remo adentro, llevarlo hacia la orilla mas cercana con ayuda de algunas brazadas y escurrir el agua para volver a montarlo, ya era un mero trámite.


Las prácticas se seguían sucediendo y los metros que se acomodaban en el cuenta kilómetro aún eran exiguos. Basta con comentarles que, a falta de un mes para dibujar los 8 km en el Río Negro, el horizonte se mostraba oscuro. Resumiendo, faltaban 30 días para la verdad y el triciclo lucía desnudo, mojado y cagado de frío.

Los días continuaron caminando y el crecimiento exponencial se estancó. Lamentablemente no mejoramos demasiado en el remo, aunque si fortalecimos nuestra postura frente a la adversidad. El complicado objetivo de subirse al kayak y unir la salida con la llegada, sin importar las veces que paráramos para vaciar la cabina del capitán, pasó a ser terriblemente simple. La confianza había engordado tanto que tocaba el cielo y volvía tres veces. El optimismo se empachó de optimismo y las piernas no veían la hora de empezar a bailar ( sepan notar que siempre exagero un poco ).