viernes, 24 de junio de 2011

Balsa a Balsa 2006

- Que haces el Domingo.
- Corro el Balsa a Balsa.
- Y eso ?
- Un treking desde Balsa Las Perlas hasta Balsa Isla Jordan.
- Un qué ? ... Vos esta loco !!! ... cuántos kilómetros son ?
- 25 kilómetros por las bardas.
- 25 kilómetros corriendo !!! ... Pero dejate de joder ... Y le ganas a alguien ?
- Siempre gano !!!
- Ah bueno !!! Hacete ver del marote !!! ... URGENTE !!! … Y cuando te compongas llamame que nos juntamos a tomar una cervecita frappé !!! ...

El mismo Domingo fui a retirar la pechera. También me ligué un reto por olvidarme el libro que formaba parte de la inscripción. Haciendo puchero me fui para el arco de largada. El libro lo tenia listo y me lo olvidé. Que bolú. Era de un tal Galeano que escribe lindo. No me puedo acordar el nombre. Igual no viene al caso. Debajo del arco esperé hasta que nos dieron el verde para salir a pasear por las bardas. El día era ideal. El poco viento que soplaba iba a favor. Largamos bordeando el Limay, cruzamos el puente y empezamos a subir. El plan fue el siguiente. Tranco lento, pero rendidor. Caminar en las subidas duras. En las bajadas acelerar una porción. En las rectas volver al tranco lento, pero rendidor.

5 km. A juzgar por las huellas que pasaban por debajo, adelante iba mucha gente. Eso me tenia sin cuidado. Mientras tanto corrí al lado de fulano por un largo trecho. Después se nos unió mengano. Luego, el cruel destino nos separó. Seguí solo como loco malo. De vez en cuando le metía un sorbo al agua tibia que era mi único equipaje. Casi diez kilómetros de paseo, y pasó lo peor. Una piedra grande que permanecía agazapada detrás de un alpataco me salió al cruce. Los reflejos, bien gracias. No me quedó mas remedio que no esquivarla. Apreté los dientes, y la empalmé de zurda. Cómo los que saben. Mamita, que dolor !!! Corrí un kilómetro rengueando hasta que se me anestesió el empeine. La anestesia llegó hasta la rodilla al kilómetro siguiente. Que ganas de pedir un taxi. TAXI !!!

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura. Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre: —¡Ayúdame a mirar! ... Qué macana que no me acuerde el nombre del libro porque es muy recomendable. Bueno, no nos disipemos. El treking siguió. Llegué al segundo puesto de agua. Me abastecí de líquido. Un par de kilómetros mas, y encontré una camioneta estacionada en el medio del campo. Al lado una familia que regalaba aplausos. Me abastecí de calor llevándome varios de ellos para el camino.

15 km. El vientre hizo una llamada. Pero el cerebro seguía preocupado por el dolor en el empeine, y no andaba con ánimos de atender llamadas intrascendentes. El vientre se cansó de llamar. El empeine siguió doliendo. En el último puesto de agua me abracé a dos botellitas. Una para la sed. La otra para el alma que se moría de calor. Seguí corriendo todo empapado, pero feliz. La felicidad dura poco. La arena me la robó. No faltaba tanto para terminar el paseo cuando divisé un banderillero aburrido de ver pasar gente sufriendo. Y haciendo caso omiso a una de las reglas principales de este tipo de competencia ("NO PREGUNTARLE AL BANDERILLERO CUANTO FALTA PARA LLEGAR"), le pregunté: Maestro falta mucho para llegar. Sacudiendo la modorra me tiró: seis, siete kilómetros ... Maldito !!!

El tranco lento ya era mas lento, y no rendía tanto. El río Negro ya se dejaba ver. Mas atrás Neuquén y Cipolletti se decían cosas al oído. No debe faltar tanto. No debe faltar tanto. No debe faltar tanto. Otro banderillero. Otra vez pequé de ansioso. Decime que falta poco, le ordené. Casi cuatro y estas. Cuatro kilómetros parecen poco, pero son muchísimos después de haber corrido mas de veinte. A saber: "LOS KILOMETROS FINALES SIEMPRE SON DE GOMA". Estos cuatro se estiraron a casi 10. Los banderilleros seguían apareciendo. Y me seguían mintiendo. Del arco no había ni rastros. Y el desgaste que sufría mi mente ya estaba esparcida por todo mi cuerpo.

Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela. Antes de morir, le reveló su secreto: -La uva -le susurró- está hecha de vino. No me van a negar que escribe lindo este tal Galeano. Llegué al río. Se dejaba tocar. Las burlas de algunos patos maleducados me entretenían. El camino se transformó en un laberinto entre árboles y yuyos. La escasez de Sol me sentó bien. La sombra duró poco. Salí del laberinto con ganas de encontrarme con la llegada. En su lugar estaba el Himalaya. Y yo, sin arnés, ni crampones. Una subida que no tenía que estar. Pero estaba. Dale que no falta nada. Escalando, escalando, hice cima en el Everest. El olor a llegada, mezclada con choripanes, me despertó una reserva de fuerzas que llevaba no se donde. De repente apareció. Faltaba nada. Borracho de alegría pasé por debajo del reloj que rezó 2 horas 48 minutos y algunos segundos ... El gatorade y el agua me devolvieron la voz. Recuperé algo de oxigeno. Atendí la llamada intrascendente, y con el pecho inflado me fui a comer algo.

- Que haces Tranquilino ? , Cómo te fue el Domingo en el Balsa a Balsa ?
- Espectacular !!!
- Cómo saliste ?
- Gané.
- Payaso !!!. Que vas a ganar vos !!!
- Si gané. No me crees ?
- No te creo ni medio ... Deja de correr que ya te quedan pocos patos en la fila.
- No entendes nada ... Ganar es correr. Ganar es compartir. Ganar es llegar. Ganar es ...
- Para para, ... mejor me voy a tomar una cervecita mas frappé que la anterior. Te dejo con la locura que te invade men ... Qué te mejores ... Un abrazo grande.

Un abrazo grande ... Un abrazo grande ... AHÍ LO TENES !!! , Así se llama el libro de este tal Galeano que escribe lindo: " EL LIBRO DE LOS ABRAZOS " ... Te lo recomiendo.

1 comentario:

María Paz... dijo...

Eso amigo, siempre corriendo y ganando, un saludo y abrazo desde otras tierras...