viernes, 18 de abril de 2008

Apagá la luz

En la rigurosa planificación hacia el K42 tuve que hacer un alto por un toro mañero. Adrián Tito Morales me invitó ( o yo lo invité a él ) a participar de un trekking en parejas por las bardas neuquinas. Sin dudar demasiado ajustamos las linternas y nos juntamos en la largada. Algún lector se estará preguntando para que la linterna, algún otro ya se habrá dado cuenta que era un trekking nocturno.



Pido las disculpas pertinentes pero tengo que abrir un gran paréntesis. Abro gran paréntesis. Adrián Tito Morales ( en el barrio “Tito, soltá esa rama” ), es un hermoso personaje que floreció en la ciudad de Allen un 24 de Diciembre de 1973. Delia, su madre, sostiene que lo trajo Papa Noel. Nos tocó hacer migas en aquella época en donde era mas fácil cosechar un amigo que ir a catecismo. Las tardes interminables eran testigos de nuestras reuniones al borde de la CZ Spectrum en donde defendíamos el mundo con un jostick, y por las tardecitas le tocaba a la canchita de la esquina reunirnos en un picado rabioso. Justamente en aquel potrero Adrián dibujó sus fintas futboleras que no tardaron en consagrarlo en la primera de Union Alem Progresista.



Los abuelos del barrio se amontonaban en lo de la Ñata y desde aquel lugar privilegiado no perdían detalle de la elegancia del 5 del Barrio Espinazo. Sin embargo, aquel camino prometedor se oscureció de pronto el trágico día del partido amistoso en el que homenajearon al Bocha Bochini en el mismísimo estadio progresista.



Tito, soltá esa rama, esperó que el pelado la recibiera en la mitad de la cancha y sin titubear, lo partió. Le entró a la altura del tobillo con alma y vida. Nooooo nene !!! Acá el grande soy yo, le dijo el Bocha dolorido desde el piso. Esas palabras teñidas de ira dieron luz al punto de inflexión en la vida futbolística de mi querido amigo. La prensa amarilla se encargó del resto. Las radios locales dejaron de nombrarlo y los abuelos del barrio suspendieron las juntadas domingueras alrededor del Antiguo Combinado Winco en casa de la Ñata.

No obstante eso, nuestros lazos de amistad se fueron arraigando y hoy, bastante mayores que en aquel entonces de jostick y potrero, nos encontramos, para mi felicidad, cobijados bajo la misma pasión. Cierro gran paréntesis.

Volviendo a la noche del trekking recuerdo que salimos en el lote de punta ( no había muchos anotados ). El poco conocimiento en orientación que cargábamos nos sobraba para unir los PC que permanecían escondidos entre las bardas. Van segundo nos alentaron luego de una subida peluda. No se imaginan que hermosa sensación. SEGUNDOS. Para colmo de buenas, desde la cima nos percatamos que las luces de los terceros venían lejísimo. Solamente dos PC nos molestaban de montar uno de los escalones preciado del podio. Con el pecho inflado y muertos de risa encaramos la última parte. No pasó mucho tiempo en el que percibimos que las luces que nos perseguían habían tomado otro camino. Apagá la luz. Apagá la luz. Apagá la luz me gritó Tito mientras nos agazapábamos en medio de unos alpatacos. El poco conocimiento en orientación que cargábamos nos jugó una mala pasada. Pifiamos el camino, y no solo nos pasaron los terceros, también hizo lo propio la pareja que los seguía. Llegamos cuartos, cómodos y rayados por los alpatacos que no nos tuvieron piedad. Con el pecho bastante desinflado nos fuimos aquella noche al sobre mientras el podio seguía cangándose de risa. Tito, soltá esa rama, otra vez será. Una abrazo al Bocha !!! Un grande de verdad !!!



Esta es la foto de la llegada. Teníamos poca pila, la sacamos sin flash, una lástima !!!

1 comentario:

Guille dijo...

Muy buena historia Giotto!!!